Época: Castilla Baja Edad Media
Inicio: Año 1406
Fin: Año 1454

Antecedente:
El reinado de Juan II

(C) Julio Valdeón Baruque



Comentario

La convocatoria del concilio de Pisa, en 1409, no sólo no solucionó el Cisma de la Cristiandad, sino que lo complicó, pues del mismo salió un nuevo pontífice, sin que renunciara ninguno de los dos existentes. Pese a todo, la vía conciliar era la única que podía resolver la situación. En efecto, así sucedió en el concilio de Constanza, que inició sus sesiones en 1414. En 1416 Castilla sustraía la obediencia al papa aviñonense, Benedicto XIII. Los cardenales y los representantes de las naciones procedieron, en 1417, a elegir un nuevo pontífice, Martín V. De esa forma se puso fin al Cisma. Pero en Constanza también se había planteado la necesidad de proceder a una reforma a fondo de la Iglesia, lo que motivó la aprobación de un decreto que establecía la convocatoria regular de nuevos concilios. En el de Basilea, no obstante, el conciliarismo se despeñó por caminos radicales. Precisamente en los inicios del concilio de Basilea tuvo una intervención muy destacada el obispo Alonso de Cartagena cuando, en 1434, defendió los derechos preferentes de Castilla sobre Inglaterra. En cualquier caso la tormenta había pasado, aunque a consecuencia del Cisma se incrementara en toda la Cristiandad el intervencionismo regio en los asuntos eclesiásticos.
En otro orden de cosas caber señalar que la Corona de Castilla no fue ajena a la difusión de corrientes de religiosidad consideradas heréticas. En diferentes ocasiones los textos bajomedievales hablan de la existencia en la Corona de Castilla de beguinos, a los que suelen presentar como "malos cristianos que disen e predican entre los ommes simples, pastores e rústicos e labradores, muchas palabras mentirosas". No obstante la más llamativa de todas las herejías que afectaron a Castilla a fines del Medievo fue la que estalló en el Duranguesado, en el señorío de Vizcaya, en la tercera década del siglo XV. Su cabecilla era el franciscano fray Alonso de Mella. Próximos, al parecer, a la Hermandad del Libre Espíritu, los herejes de Durango defendían la comunidad de bienes y de mujeres, pedían una nueva interpretación de la Biblia y predicaban contra el matrimonio. Inicialmente sus predicaciones tuvieron un gran éxito entre la gente menuda. Pero hacia el año 1445 la herejía había sido sofocada, no sin antes haberse aplicado una dura represión contra sus simpatizantes.